Pedro Vizcay/DIARIO DE LEÓN
La ligera recuperación del conejo de monte, que se está advirtiendo desde hace dos temporadas, ha supuesto un cierto alivio para la perdiz y la liebre, principales especies cinegéticas en la caza menor. Parece que las poblaciones del prolífico roedor, que antaño colonizó gran parte de los cotos de caza, se han estabilizado en algunas zonas y está experimentando un ligero crecimiento en otras. El incremento de las poblaciones de conejo es una buena noticia tanto para el mundo cinegético como para el medio ambiente en general, ya que constituye una pieza clave para la alimentación de gran número de predadores. Zorros, águilas y otras rapaces se alimentan habitualmente de conejos, especialmente cuando estos adquieren enfermedades que les debilitan y son así una presa fácil. La abundancia del roedor, al igual que ha sucedido este año con los topillos, significará que la presión sobre otras especies como la perdiz o la liebre se reduzca con el consiguiente beneficio para éstas últimas.
La mixomatosis y más tarde la hemorragia vírica causaron estragos en las poblaciones de conejos en los años 60 y 70 hasta el punto de conseguir su extinción total en algunas zonas. Los planes de recuperación han conseguido reintroducirlo con éxito en ciertos acotados en los que, sin lograr la densidad que tuvo antaño, pueden ser objeto de caza controlada. En otros lugares, sin embargo, las repoblaciones han fracasado totalmente pese a los esfuerzos realizados por las sociedades de cazadores. Pero también existen lugares donde se ha mantenido por sus propios medios a pesar incluso de la caza furtiva «bichando» las madrigueras o bocas. Las posibilidades de expansión de la especie que, en algunos momentos fue considerada un auténtica plaga, resulta espectacular en condiciones favorables. Los incendios forestales o las quemas de zarzales y linderos afectan al conejo de forma muy negativa, ya que tienden a encuevarse y mueren por asfixia. Desde el punto de vista puramente cinegético la caza del conejo resulta sumamente divertida pese a que se concentra en las horas matutinas. Se disparan muchos tiros y son precisos reflejos y puntería. El concurso de perros de rastro, como el podenco portugués o el teker, facilita mucho esta caza.
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